08 mayo 2007

Ko Tao: un poquito de relax.

Sin demasiado tiempo para la reflexión, con toda la paliza de Vietnam encima, un viernes me incorporé al trabajo, sabiendo que esa misma tarde llegaba de España la segunda visita. Edu, cómo no, una apuesta segura, acompañado de Juanlu y señora, Carol.


Sobre la hora prevista apareció el taxi por el Soi 11, cobrándoles un poco más de lo considerado “normal” (¡mira que les había dado instrucciones precisas!), pero tampoco demasiado. Pero claro, esa es la diferencia entre un turista y un farang, y evidentemente, cargados de maletas y con cara de cansados y despistados, parecían turistas.



La verdad es que ya tenía ganas de otra visita de España (la de Antonio ya estuvo genial), así que la que disfruté como si hubiese sido la primera o la única. Son unos cuantos días a saco, agotadores, con gente en casa, saliendo, viajando, pero muchas veces te hacen redescubrir esos sitios donde has estado y te han encantado, y también te sientes un poco más cerca de España con las habituales conversaciones que podríamos haber tenido un finde en cualquiera Madrid o en una “quedada” de esas que he hecho con ellos en Fallas. También aprovecho para ver aquellos sitios obligatorios a los que todavía no he ido, pensando siempre que cuando vengan visitas iré.



Los diez días que estuvieron fueron días de Changs y Singhas en el Cheap Charlie, de contar y beber las virtudes del Sangsom, del Suda Restaurant, de Wat Arun, de mercados (MBK, mercado nocturno, Chatuchak,... de esto si que acabé algo cansado, ¡pero lo querían comprar todo!),... y hasta aproveché para ver el margen derecho del Chao Phraya, conocido como Thonburi, a través de una densa red de canales en la que se fundó el actual Bangkok.


Entre medias, pues ellos se hicieron los habituales, aunque a estos yo no podía sumarme: Ko Samet, Palacio Real, mercado flotante de Damoen Saduak, Ayutthaya,...


Y llegado el fin de semana. ¿Dónde había estado tres veces y no me importaría volver nunca?: Krabi. Con un poco de riesgo porque la estación lluviosa se podía echar encima nos bajamos a la costa del mar de Andamán. Lo bueno de un sitio como Krabi es que siempre hay algo nuevo que ver. Entre las cosas que me quedaban estaban las islas de Phi Phi.

Podrían ser unas más dentro de las muchas islas de la bahía situada entre Krabi y la península de Phuket, de no ser por un director de cine que allá por 1999 se fijó en una de ellas, y eligió una como escenario protagonista de una de sus películas más exitosas. La bahía Maya, en Ko Phi Phi Leh, pasó a albergar el devaneo de Di Caprio con la marihuana durante unos cuantos meses.

Desde entonces, el aspecto de la bahía fue modificado, para hacerlo más paradisíaco (¿aún?), y sólo el tsunami de 2004 frenó el intenso turismo y le devolvió un aspecto más “natural”, además de llevarse varios miles de vidas. Ahora mismo, la Bahía Maya y el archipiélago de Phi Phi en general, vuelven a ser un punto turístico de primer orden, y es que, a pesar de ser el lugar de Tailandia con más buceadores por metro cúbico y no tener el encanto de paraísos solitarios que tienen otras islas de Andamán, el paisaje sigue siendo simplemente espectacular. Me entraron ganas hasta de volver a ver la película.

Tras la Bahía Maya, pues una noche de sábado en un chiringuito de la península de Rayley a base de buckets de Sangsom en la que casi volvemos al hostal de uno en uno y a cuatro patas (esto sin el casi, no se las veces que me caí en los 100m. del bar a la habitación, ¡menos mal que el suelo era de arena!).

Tras un domingo en la playa, vuelta a Bangkok, ya casi para despedirnos. Pero como remate, pues lo típico para visitas: Ping Pong Show, lo odio. El caso es que nos metimos en uno pero no duramos demasiado, lo justo para tomar una cerveza. Nos intentaron timar, y eso no me hacía demasiada gracia, así que me negué. Y la madam, muy vengativa ella, empezó a soltar improperios, e ideó todo un plan para que nos fuésemos. Como por casualidad las chicas del escenario nos lanzaban agua, lanzaban los dardos para nuestra zona, y ese tipo de chantaje psicológico. Total, que con las cervezas ya acabadas, y tras haber visto darting y writing entre otros, pero nada de ping pong, nos fuimos a un bar de travelos, donde las “chicas” son mucho más guapas que en los Ping Pong (que ironía, pero es así), y además uno se puede tomar una cerveza tranquilamente.

Pero todo acaba, incluso las intensas vacaciones de los amigos, para dar paso a unos días bastante más relajados por Bangkok, hasta acabar en Ko Tao.


Aprovechando el festivo que el día de la coronación Tailandesa nos brindaba, me fui con Javi a la Isla Tortuga, Tao. El plan, relax total, snorkel y alguna inmersión si se terciaba, pero allí viví uno de los momentos más intensos desde mi llegada, de lo mejor.


La isla preciosa, de cuento, rodeada de agua azul increíblemente transparente, emerge como una escarpada montaña verde en medio del Golfo de Tailandia. Sólo la hilera de bungalows junto a algunas de las playas y bahías, el pequeño puerto, y los grisáceos bolos graníticos que se acumulan en las laderas bajas, muchas veces ya tocando el agua salada, evitan que parezca un promontorio verde, selvático, en medio de la nada.


Además es temporada alta en el Golfo, así que excepto alguna por tormenta vespertina, pudimos disfrutar de un tiempo ideal, incluso demasiado. En nuestra intención de pasar un finde sano, nos alquilamos unas bicis para ir de una bahía a otra, cruzar la isla, apenas 3 kilómetros, pero no aguantamos en las bicis más de 10 minutos, el calor y las pendientes hicieron el resto.


Las noches tirados en las hamacas del par de chiringuitos que había en nuestra playa, tomando una colas, como mucho alguna Singha, y mirando atentamente el discurrir de rubias carnosas, australianas la mayoría, que pasaban ahí sus vacaciones. Nada de acción.


Y así llegó nuestro última mañana, nos cogimos un taxi (no más bicis, lo siento), con destino a Shark Bay, con la idea de hacer un poco de snorkel (desistimos del buceo, para eso hay que madrugar). “A veces se ven tiburones”, nos habían dicho, ¡ja!, no se lo creen ni ellos, el típico reclamo turístico. Llegamos a una bahía, bastante solitaria, un pequeño resort y una casetilla de comida, casi nadie alrededor. Y al agua.


El día anterior nos metimos 4 horas de agua para ver un par de rayas de lunares azules, algún mero, y los típicos pececillos del coral. En Shark Bay un inmenso manto de coral oscuro cubría el fondo. El ministro y yo nadando a la par. Llevábamos 5 minutos en el agua y no cubría más de metro y medio. La primera sombra. ¡Un tiburón!. Apuntando con el dedo, mirando a Javi. También lo había visto. Me sube el pulso y lo sigo con la mirada. Desaparece.

A partir de entonces, grupos de 2, de 3, de 5, de vez en cuando aparecían ante nosotros. De vez en cuando desaparecían, y eso era lo más angustiante. Nos mirábamos y nos girábamos en torno a nosotros buscando al grupo. Continuábamos nadando y al poco aparecían otros, o los mismos. Los tiburones de punta negra de arrecife son bastante habituales en todas las costas del Índico, pero cuando los ves, en torno al metro de longitud, dentro del agua, nadando a tu alrededor, parecen mucho más grandes. Hemos visto tantas películas. Alucinante. Inolvidable.

Con un moreno bastante respetable, las pilas cargadas a tope, y todavía la adrenalina por las nubes tras la experiencia acuática, llega el momento de volver al puerto, al barco y al autocar. Bangkok.

PD: tras quedarme sin cámara en Vietnam, no pude tirar fotos en Maya Bay y Railey, a ver si alguno se estira y me las envía (INDIRECTA... pero muchas gracias por la visita!!!).

5 Comments:

At 7:38 a. m., Anonymous Anónimo said...

Vaya, los erasmus se estiran más que los pincianos en cuestión de visitas. Por cierto, ¿ves el Tour desde allí? El otro día hubo imágenes muy chulas de Gante y ahora están por mi zona.

En mes y poco me voy a Polonia, así que igual que me perdí tu fiesta de despedida no estaré en la de regreso (la palabra tabú en la que seguro que no quieres pensar). Siempre nos quedará Tudela.

Y ya veo que tratando con travelos poco miedo te pueden dar los tiburones.
Besotes

 
At 8:58 a. m., Anonymous Anónimo said...

hola!

estoy planeando mi viaje a tailandia para el mes de julio y he leido que has estado en ko samet y en ko tao, cual me recomiendas de entre las dos para una estancia de unos 3 o 4 días y querer relax, y un poco de aventurilla por la naturaleza?

muchas gracias por la información!!!

susana

 
At 7:00 p. m., Anonymous Anónimo said...

hola susana,

te diría que ko tao si buceas. Si no buceas, ko phangan (el norte es más tranquilo), mejor que samet.

Saludos,

dani

 
At 8:17 p. m., Blogger dharma said...

¿como se accede a ko phangan? puedes recomendarme algún alojamiento en la isla? y desde esta isla es posible hacer alguna excursión de un día a ko tao?

muchas gracias y perdona que te atiborre a preguntas ;)

susana

 
At 11:26 p. m., Anonymous Anónimo said...

Hola susana,

para moverse entre las 3 islas http://www.lomprayah.com/

las distancias son cortas, menos de 1h30.

No te preocupes por las preguntas, pero si tienes más dudas mejor déjame un mail, porque esto no lo miro muy a menudo.

saludos,

dani

 

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